Murio Constancio Vigil

🌟 Farándula

A los 86 años, Constancio C. Vigil se durmió en un avión que lo llevaba de Montevideo a Miami, donde proyectaba encontrarse con Leo Messi y ver el próximo partido del Inter Miami. Nunca se despertó.

Su hijo Consti confirmó en su cuenta de Instagram su muerte: “ Hasta que nos volvamos a ver”, escribió.


Padre e hijo en su avión privado. El empresario Constancio Vigil falleció mientras viajaba de Montevideo a Miami.

Aunque en los 90 su amistad con el presidente Carlos Menem lo transformó en un personaje muy conocido, Constancio fue un empresario exitoso que participó activamente en la Editorial Atlántica, la empresa familiar, y estaba a cargo de El Gráfico, la revista deportiva en sus días mas gloriosos. También se ocupaba de Chacra y Billiken.


Compartía junto a su primo Aníbal un ala en el tercer piso de la Editorial Atlántida, en la calle Azopardo, donde dirigían su emporio editorial fundado por su abuelo, que llevaba su mismo nombre. En su escritorio citaba a los editores cada día y seguía los temas con entusiasmo y dedicación. Enviaba al exterior a los periodistas a formarse en las redacciones del mundo entero. No había un solo acontecimiento global donde los periodistas de Editorial Atlántida no estuvieran de testigos, muchas veces con él de acompañante.

Expansivo, siempre tostado, muy trabajador, playboy, deportista,espontáneo y con un gran sentido del humor. Adoraba el fútbol y el golf. Murió tan vital como vivió. Hizo deportes y gimnasia hasta el final de sus días, con un personal trainer en Uruguay.

Le encantaba veranear en Saint Tropez. Alquilaba un barco y a la noche iba a bailar a la boite La Cave du Roi en el hotel Byblos, como si tuviera 20 años. También le gustaba vivir en el hotel La Mesardiére e​n la Costa Azul.


En Paris se alojaba en el lujoso hotel George V y disfrutaba alquilando espectaculares autos deportivos: desde Ferraris a Masseratis y Mercedes. A diferencia del muy conservador Aníbal, a Constancio le gustaba mostrar el lujo, el dinero y la diversión, pero como una picardía de niño. Festejaba sus travesuras con una gran carcajada.

Alto, de más de un metro ochenta, elegante, Constancio se ocupaba mucho de si mismo, de su ropa, de su aspecto pero sin narcisismo. Podía ser solidario y protector con sus empleados. No disimulaba su infinita curiosidad.

“Se reía de si mismo. Se divertía de como había hecho la plata. Un día estábamos en el restaurante La Coupole y había un mozo con un pizarrón, buscando a alguien que llamaban por teléfono. No había celulares en esa época. El mozo reclamaba por “La Hormiguita Viajera”. Él moría de risa. En la puerta, vió al Gordo Bergara Leuman en La Coupole riendo a carcajadas” recuerda Danielle Raymond, que fue 40 años corresponsal de Editorial Atlántida en París y una de sus amigas y confidentes.


”La Hormiguita Viajera” era uno de los libros infantiles escritos por el otro Constancio Vigil, su abuelo uruguayo y fundador de la editorial.

Telefé fue su gran alegría. Él sentía que allí estaba el poder. Así se hizo amigo de Susana Giménez, de Yankelevich y de todos los influyentes de la Argentina. Había obtenido otro status empresarial, que no le daban la impresión de revistas.

Constancio, como todos lo llamaban, tuvo seis hijos de dos matrimonios y diez nietos. Constancia, Pilar, Mary y Pablo nacieron de su casamiento con Ana. Con Liliana Pata, su segunda esposa, había sido padre por subrogación. Así nacieron Emma Celeste, de 2 años, y Carlos, de 7 meses. Fue con ellos que decidieron instalarse en Uruguay, como miles de argentinos que optaron por el exilio tributario y la seguridad jurídica. Vivían entre Punta del Este y Miami, donde tenía un departamento.

Su esposa Liliana viajará en las próximas horas a Miami. Su cuerpo fue trasladado al Jackson Memorial Hospital. Padre e hijo en su avión privado. El empresario Constancio Vigil falleció mientras viajaba de Montevideo a Miami.

Vigil había tomado un avión de American Airlines desde Montevideo. Planeaba encontrase con Jorge Messi, el padre de Leo, y asistir al partido de fútbol. Le sirvieron el desayuno en el avión junto a su chofer y la tripulación lo encontró muerto al descender el avión. Había sido operado con un “by pass” y sufría arritmia cardíaca. Una autopsia se va a realizar para conocer las razones de su muerte.
"Ahora soy un hombre rico"

Había nacido el 22 de diciembre de 1936. Desde 1954 había participado en la Editorial Atlántida junto a su primo Aníbal.

En la década del 70 adquirió el Canal 13, donde fue director ejecutivo de programación, técnica y operaciones. Pero el peronismo expropió el canal en 1974 y él regresó a la editorial Atlántida.

Ambicioso empresario, participó en la fundación de Telefé y había obtenido Radio Continental. Se hizo amigo del flamante presidente Carlos Menem, en una relación inexplicable, cuando el tout Buenos Aires comenzó a ver al entonces presidente “como rubio y de ojos azules”. El vínculo dañó la reputación de Atlántida pero eran íntimos amigos. Se visitaban diariamente en Olivos, viajaba en la delegación, jugaban al golf juntos.

Un escándalo de importación de autos de lujo, con certificado de discapacidad para no pagar impuestos, lo involucró. Había más de 300 argentinos en esa lista y fue condenado por contrabando.

“Yo antes era un hombre con dinero. Ahora soy un hombre rico” dijo a sus amigos franceses para explicar que ya no vivía en el hotel Powells sino en el George V, donde una suite cuesta 5000 euros.

Había vendido Editorial Atlántida a capitales mexicanos por varios millones de dólares.

Su mayor drama personal fue la muerte de Romina, la hija de Liliana, su última esposa, que falleció con leucemia. Él se ocupó del tratamiento en Estados Unidos y en Francia pero nada pudo salvarla.

Se fue un Dandy del periodismo, que extrañaba Buenos Aires y soñaba con regresar a otra Argentina.

Por Clarín

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